Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

9ª Señal
Amor, aprecio y obediencia
a la Iglesia


3. ¿Qué relación existe entre el Reino de Dios anunciado por Jesucristo y
la Iglesia fundada por El?


Veamos lo que al respecto nos dice el Catecismo:

"Después que Juan fue preso, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios:  El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc 1, 15). "Cristo, por tanto, para hacer la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el Reino de los cielos" (LG 3). Pues bien, la voluntad del Padre es "elevar a los hombres a la participación de la vida divina" (LG 2).  Lo hace reuniendo a los hombres en torno a su Hijo, Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra "el germen y el comienzo de este Reino" (LG 5). (CIC#541)

Claramente el Catecismo nos indica que el germen y comienzo del Reino anunciado por Jesucristo es la Iglesia.

Más adelante nos indica el mismo Catecismo que el Reino anunciado por Jesucristo derrota a Satanás. 

“La venida del Reino de Dios es la derrota del reino de Satanás (cf. Mt 12, 26): ‘Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios’ (Mt 12, 28).  Los exorcismos de Jesús liberan a los hombres del dominio de los demonios (cf Lc 8, 26-39). Anticipan la gran victoria de Jesús sobre ‘el príncipe de este mundo’ (Jn 12, 31). Por la Cruz de Cristo será definitivamente establecido el Reino de Dios:  Regnavit a ligno Deus ("Dios reinó desde el madero de la Cruz", [Venancio Fortunato, Hymnus "Vexilla Regis": MGH 1/4/1, 34: PL 88, 96]). (CIC #550)

A estos Doce Jesús los envió a misionar, con las instrucciones siguientes: «No vayan a tierras de paganos, ni entren en pueblos de samaritanos.  Diríjanse más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.  A lo largo del camino proclamen: ¡El Reino de los Cielos está ahora cerca! (Mt 10, 5-7)

“Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino.  Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel (cf. Mt 10, 5-7), este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones (cf. Mt 8, 11; 28, 19). Para entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús:  «La palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de la siega» (LG 5).  (CIC #543)

¿A quién confía Jesús el Reino y a quién entrega las llaves del Reino?

“Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar con Él y participar en su misión (cf. Mc 3, 13-19); les hizo partícipes de su autoridad "y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar" (Lc 9, 2).  Ellos permanecen para siempre asociados al Reino de Cristo porque por medio de ellos dirige su Iglesia:  «Yo, por mi parte, dispongo el Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para Mí, para que comáis y bebáis a Mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel» (Lc 22, 29-30). (CIC #551)

(En la traducción de la Biblia Latinoamericana de estos versículos de San Lucas podemos observar mejor la importancia del Rey, el Reino y la autoridad en éste:  Por eso les doy autoridad como mi Padre me la dio a Mí haciéndome rey.  Ustedes comerán y beberán a Mi mesa en mi Reino, y se sentarán en tronos para gobernar a las doce tribus de Israel. (Lc 22, 29-30) )

En el colegio de los Doce, Simón Pedro ocupa el primer lugar (cf. Mc 3, 16; 9, 2; Lc 24, 34; 1 Co 15, 5).  Jesús le confía una misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había confesado: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".  Entonces Nuestro Señor le declaró: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18). Cristo, "Piedra viva"(1 P 2, 4), asegura a su Iglesia, edificada sobre Pedro, la victoria sobre los poderes de la muerte. Pedro, a causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la Iglesia.  Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento y de confirmar en ella a sus hermanos:  «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha pedido permiso para sacudirlos a ustedes como trigo que se limpia; pero yo he rogado por ti para que tu fe no se venga abajo. Y tú, cuando hayas vuelto, tendrás que fortalecer a tus hermanos.»(Lc 22, 31-32). (CIC #552) (cf. Lc 22, 32). (CIC #552)

“Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica: "A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 19). El poder de las llaves designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia.  Jesús, "el Buen Pastor" (Jn 10, 11) confirmó este encargo después de su resurrección: "Apacienta mis ovejas" (Jn 21, 15-17).  El poder de "atar y desatar" significa la autoridad para absolver los pecados, pronunciar sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinares en la Iglesia.  Jesús confió esta autoridad a la Iglesia por el ministerio de los Apóstoles (cf. Mt 18, 18) y particularmente por el de Pedro, el único a quien Él confió explícitamente las llaves del Reino.”  (CIC #553)

Resumiendo:  el Reino (la Iglesia) queda capacitada con el mismo poder de Dios para atar y desatar, absolver pecados, pronunciar sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinaras en el Iglesia.  Pero hay que destacar que dentro del Reino (la Iglesia), Pedro tiene una responsabilidad singular, pues es el único a quien Jesús le confía las llaves del Reino.

“El Reino de los cielos ha sido inaugurado en la tierra por Cristo. ‘Se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la presencia de Cristo’ (LG 5). La Iglesia es el germen y el comienzo de este Reino.  Sus llaves son confiadas a Pedro.”  (CIC #567)

 

9ª Señal
Amor, aprecio y obediencia a la Iglesia
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4.  ¿Cómo nos presenta San Mateo en su Evangelio el Reino de David, el Reino de Dios y la Iglesia?
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